Todo lo que necesitas saber sobre los eurobonos o coronabonos
La palabra “eurobonos” lleva años asociada a incertidumbre económica, disputas internas y malos rollos entre los países miembros de la Unión Europea. En términos generales, es un mecanismo que la Comisión Europea puso en marcha en 2011 para salvar las economías en crisis, pero también han hecho visible la imposibilidad de los organismos públicos de llegar a acuerdos certeros.
Estos bonos de estabilidad tenían como objetivo enmendar la situación de Italia, Grecia o España, países que en esos momentos sufrían una crisis profunda de su deuda y no ofrecían bonos de deuda pública con intereses muy elevados.
La crisis económica y el nacimiento de los eurobonos
La idea era buena, porque estaba anclada en la vieja solidaridad europea que ha sobrevivido al paso de los años, pero no beneficia a todas las economías. Países como Alemania o Países Bajos encontraron, en 2011, que el endeudamiento era algo exclusivo de los países mediterráneos y que eran ellos los encargados de encontrar una solución efectiva.
La causa está en la prima de riesgo, un indicador que mide la confianza de la economía de cada país frente a los inversores, que en aquella época se encontraba muy desigual entre España o Italia y las naciones del norte. Si se hubieran implantado los eurobonos, España o Italia podrían haber financiado su deuda a precios más bajos para recibir inversiones extranjeras favorables, pero esto hubiera perjudicado la deuda de otros países que no se habían visto afectados por la deuda.
Se trata de un debate que nos alcanza aún en el año 2021. Las discrepancias siguen siendo evidentes, pero existen signos de cambio que indican que los organismos europeos están dispuestos a unir a los países para lidiar con la grave situación que provoca la crisis del coronavirus en nuestra sociedad y en los mercados de renta fija.
Lo bueno y lo malo de los coronabonos
Los eurobonos traerían una Unión Europea mucho más unida en el apartado económico y político, lo que permitiría transmitir una sensación de seguridad frente a los inversores. Por el contrario, se podría acrecentar la tensión entre determinados países, reacios a tomar medidas que puedan perjudicar sus propias economías. Te explicamos en qué consisten las ventajas y las desventajas.
En el terreno de los beneficios, nos encontramos que los países apurados podrían abaratar su deuda, evitando el escaso valor que reciben las emisiones individuales. Si además se unieran países como Alemania o Austria otorgarían un aval muy solvente para todos los inversores. Por último, además de fortalecer la moneda única, los coronaboros permitirían lograr una menor diferencia de financiación entre Estados miembros.
En el apartado de las desventajas, nos encontramos con que los países deberían responsabilizarse de los impagos de la deuda si un país entrara en quiebra para responder frente a los acreedores internacionales. Además, los Estados deberían asumir el sobrecoste de “tirar del carro” de los países más débiles y, aunque se estrecharía el spread o la diferencia entre oferta y demanda, la prima de riesgo de los Estados del centro y norte terminarían aumentando.
La llegada de los coronabonos, ¿una realidad desde 2021?
El año 2020 será conocido por el comienzo de la pandemia en Europa. Los organismos públicos han buscado muchos métodos para lograr que los Estados tomen medidas económicas, como programar cumbres u ofrecer sus primeros paquetes de medidas. En el caso de España, Francia o Italia, se proponía que se emitieran los coronabonos solo durante el tiempo que durara la crisis sanitaria. Esto no era del gusto de países como Alemania, Finlandia o Austria, que querían que cada país pudiera elegir con libertad si se sumaban a este proyecto de solidaridad europea o no.
El mes de julio vio venir el primer acuerdo para dotar de 750.000 millones de euros de ayudas en transferencias y préstamos a los miembros. Esta medida venía acompañada de una emisión de bonos europeos con el objetivo de poner en circulación 900.000 millones de euros en deuda común hasta el año 2026.
Esto tiene un significado profundo, porque indica la disposición de los gobiernos por encontrar una solución en forma de bonos que contemple en un futuro los coronabonos. Para ello, y esta es la condición, la Unión Europea debería “desarrollar su propia política fiscal, con su propio presupuesto y una política de redistribución convincente dentro de la zona euro”. En resumen, podemos estar ante la primera piedra que construya el castillo de la economía europea, lo que terminaría derivando en una unión política que daría fuerza a la marca del continente frente a los inversores extranjeros.