Guía para no ser víctimas de impagos por suplantación de identidad

15 marzo, 2021
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Exportar un producto al mercado internacional es difícil, no solo por los impuestos, las barreras arancelarias y la documentación, sino también porque la empresa puede ser víctima de un delito de suplantación de identidad.

Este es un tipo de ciberataque muy común, sobre todo para aquellas que operan en internet y tienen contactos diarios con multitud de compañías de todas partes del mundo. En una tienda online, los ciudadanos pueden protegerse mejorando la fortaleza de sus contraseñas y llevando a cabo otras medidas, pero en un ciberdelito de estas características el empleado o el administrativo deben tener mucho más cuidado.

A menudo es difícil saber si nos están estafando o no, sobre todo por la gran cantidad de etapas que pasamos en las fases de compraventa con los proveedores. La precaución será nuestra gran aliada si queremos asegurarnos de que recibimos un trato profesional y de que no ocurre ningún imprevisto de última hora que afecte a nuestras cuentas.

Los 4 momentos del proceso comercial y consejos para estar atento

  • Primer momento: contacto entre interesados

Los puntos de contacto están muy presentes en la estrategia de cualquier empresa, porque son los lugares más comunes por los que pasan en sus transacciones comerciales.  Desde que se procede a la compra hasta que se envía el pedido, los problemas que pueden surgir son innumerables y es necesario tener una mentalidad atenta de principio a fin.

El momento contacto es clave para entender el modus operandi de los ciberdelincuentes informáticos. Normalmente, se recibe un correo electrónico que parece fidedigno, con logos e información fiscal que se corresponden con una empresa reconocida con la que no se ha tenido contacto antes.

Aunque sintamos la tentación de continuar hablando con ella, tenemos que fijarnos en dos datos. En primer lugar, tenemos que asegurarnos de que el número de teléfono es un fijo y no un móvil, pero también debemos ver que no sea un correo electrónico de proveedores como Gmail, Hotmail y Yahoo. También es conveniente que, si tenemos más dudas, hagamos una llamada al departamento comercial del país de destino para asegurarnos de que no somos víctimas de delitos como el  phishing, el smishing o el vishing.

  • Segundo momento: tramitar la solicitud del pedido

El momento en el que se realiza el pedido es la segunda fase de la operación de compraventa. En ella es normal que el comprador quiera ganar nuestra confianza haciendo un primer pedido pequeño, seguido de otro mucho más voluminoso. Además, es normal que este intente acelerar las cosas apretando los plazos sin solicitar muestras de ningún tipo.

Tenemos que desconfiar, porque este no es el procedimiento habitual en una transacción tan importante. Es mejor que utilicemos el sentido común y no nos fiemos de las prisas de nuevos clientes con los que no hemos tratado antes.

  • Tercer momento: realizar el pago

En tercer lugar tenemos el momento decisivo del pago, que tantos quebraderos de cabeza supone. En esta etapa es normal que intenten solicitar condiciones de pago dilatadas, ofreciéndose a pagar anticipos o asegurando pagos con efectos bancarios y cheques posdatados sin fondos. Si consiguen hacernos esperar, habrán conseguido el tiempo necesario para hacer desaparecer su rastro en internet.

En estos casos tenemos que evaluar varias condiciones:

1) No podemos fiarnos de los anticipos, porque no aseguran que se pague la cantidad acordada.

2) Los medios de pago tienen que ser fiables y deben comprometer a la sociedad compradora.

3) Debemos solicitar referencias de solvencia bancaria o comercial a sus contactos o a su banco.

4) Desconfiar de los documentos que nos entreguen ya que pueden falsificarse con facilidad.

Si vemos que el pago no llega nunca es que estamos viviendo un retraso en el pago. Pueden existir varias situaciones confusas, como que el comprador no responda a nuestras llamadas o mensajes y que nuestra compañía de seguros de crédito reciba respuestas ambiguas cuando llame al comprador.

La cortesía está bien con empresas que se conocen, pero no podemos aplicarla con desconocidos porque podemos incurrir en impagos. Es mejor que denunciemos la estafa al menor indicio, y cuanto antes lo hagamos más fácil será capturar al ciberdelincuente. Es más, cuanto mayor sea el volumen y la cantidad del producto, más posibilidades habrá de detener al responsable.

  • Cuarto momento: el transporte de los productos o mercancías

Otro momento que no se tiene en cuenta pero puede afectar mucho a un negocio es el de la entrega, que se conoce como el momento del transporte. En él es normal que el comprador quiera hacerse cargo del transporte para, según él, ahorrar portes, pero la verdadera excusa es que quiere desviar al conductor de su camino para recibir la mercancía sin proceder al pago. A veces, incluso, nos dan una dirección inadecuada para conseguir sus fines.

Lo mejor es que, si somos consignatarios o vemos que la dirección está indicada a un lugar que no tiene nada que ver con la sede física de la empresa, desconfiemos de inmediato. También es conveniente que advirtamos al conductor de que no se desvíe de la ruta estipulada en ningún momento, para evitar posibles disgustos en el momento de la entrega.

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 Sea cual sea la fase en la que estamos, es importante que mantengamos la prudencia y la profesionalidad. En primer lugar, podremos prevenir todo tipo de ciberdelitos que suceden en el entorno digital, como el troyano bancario o el ransomware dirigido, pero también podemos identificar si el comprador se pone nervioso o se delata en alguno de los momentos del proceso.

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