Etiquetado de alimentos: la base de la seguridad alimentaria en España

28 enero, 2020
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El estudio ‘Barómetro clima de confianza del sector agroalimentario’, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación pone de relieve que 7 de cada 10 personas miran las etiquetas de los alimentos antes de comprarlos. No es de extrañar que en España prestemos atención a datos tan importantes para nuestra salud como las fechas de caducidad y consumo preferente, la lista de ingredientes y las condiciones de conservación y utilización. Es por ello que el ministerio y la Unión Europea lo regulan estrictamente.

El etiquetado de alimentos es el principal medio de comunicación entre productores y consumidores. Así lo establece la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que también recalca la importancia de tener toda la información sobre los alimentos que consumimos antes de tomar la decisión de adquirirlos.

Etiquetado de alimentos: información imprescindible

La Unión Europea establece en su Reglamento (UE) nº1169/2011 aquellos apartados que tienen que recoger las etiquetas para la información Alimentaria Facilitada al Consumidor. En septiembre de 2018 se produjo la última modificación, que introdujo novedades importantes.

La etiqueta debe recoger de forma clara, legible y en castellano las siguientes características:

  • Denominación: en primer lugar, debe tener la denominación legal del alimento o utilizar la denominación habitual o descriptiva en su lugar. De esta forma sabemos exactamente qué es lo que se ofrece.
  • Ingredientes: son las sustancias o productos que se utilizan para fabricar un alimento y terminan en el producto final. Se enseñan de mayor a menor peso y no es obligatorio, únicamente, en productos de un solo ingrediente como frutas, hortalizas y patatas sin manipular; vinagres de fermentación sin ingredientes añadidos; queso, mantequilla, leche y nata fermentada sin ingredientes añadidos en el proceso; bebidas que tengan más de 1,2 % en volumen de alcohol.
  • Alérgenos: De esta forma se evita que la población consuma productos causantes de alergias o intolerancias, mediante sustancias que permanecen en la fabricación.
  • Cantidad neta: La cantidad de producto se expresa en litros, centilitros, mililitros, kilogramos o gramos, según el tipo de producto.
  • Fechas de duración y caducidad: Para evitar confusiones, se coloca una fecha de duración hasta la cual el alimento conserva las propiedades. Todos lo conocemos como "consumir preferentemente antes del..." junto con el día/mes/año o "consumir preferentemente antes del fin de..." seguido de mes/año o solo año. Aquellos productos perecederos como el pescado fresco o la carne picada recogen la "fecha de caducidad...", que viene acompañada por el día/mes y eventualmente el año.
  • Conservación y utilización: En el caso de que el alimento contenga condiciones especiales de conservación o utilización, vendrán recogidas en la etiqueta.
  • Empresa: Se indican datos importantes de la empresa alimentaria como el nombre, la dirección o la razón social
  • País de origen y lugar de procedencia: Así es el caso de las carnes envasadas como ovino, porcino, caprino o aves de corral. También es obligatorio en otras circunstancias.
  • Modo de empleo: Si el alimento tiene que ser tratado de una forma específica, también tiene que venir recogido en la etiqueta.
  • Alcohol: Es lo que conocemos como "% vol", la etiqueta que va recogida en las bebidas que tengan más de un 1,2 %.
  • Información nutricional: Todos hemos mirado esta parte del alimento alguna vez. En la información nutricional vienen recogidos el valor energético, junto a las cantidades de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Todas estas cifras vienen acompañada por otra información obligatoria en algunos casos, como las grasas monoinsaturadas, grasas poliinsaturadas, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas y minerales (presentes en cantidades significativas).

Atento a este gráfico, en el que vemos de forma detallada la información que viene recogida en los productos:

Si eres de los que no miran las etiquetas de los alimentos, ya tienes una razón clara para empezar a hacerlo. No solo podemos encontrar toda la información a la vista, sino que podemos evaluar aquellos que más nos convienen en función de nuestras necesidades nutricionales.

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