Aprovecha el verano para enseñar educación financiera a los más pequeños
El verano es una época perfecta para planificar las vacaciones, pero también para poner al día nuestros objetivos de ahorro. Debemos guardar bien el dinero si queremos disfrutar de una semana libre lejos del trabajo, si queremos comprarle un regalo a nuestra pareja o si, simplemente, queremos enseñar buenos hábitos de ahorro a nuestros hijos.
La educación financiera es, precisamente, la clave para enseñar a los niños cómo pueden empezar a interesarse por la economía desde dentro. Además de hablarles de las facturas de la luz o del agua, tenemos que hacerles partícipes de las decisiones de compra para que entiendan lo mucho que cuesta ganar un sueldo y pagar todos los gastos fijos y recurrentes que tenemos.
Hoy te enseñamos qué puedes hacer para que los niños aprendan trucos de ahorro de cara al verano. Puede que no estén en la escuela e incurran en menos costes, pero si empiezas a darles lecciones ahora, verás cómo se convierten en adultos que pueden llevar las finanzas del hogar con mucha facilidad.
Trucos de ahorro para enseñar educación financiera a los niños
PISA informa de que muchos niños españoles menores de edad no pueden tomar decisiones conscientes sobre gasto financiero ni resolver problemas pequeños de la economía como entender cómo funciona una factura. Si queremos que esto no le pase a nuestros hijos, debemos proponer auténticas soluciones como las que te enseñamos a continuación.
En primer lugar, tienes que enseñarles cómo se hace una lista de las compras. Habrá muchos juguetes o caprichos que le interesen, así que déjales que lo pongan por escrito y revisa la hoja con ellos para que puedan diferenciar aquello que solo les gusta de aquello que realmente necesitan para sobrevivir. Esto les ayudará a identificar aquello que realmente quieran ahorrar durante el verano.
Ayúdales también proponiéndoles un presupuesto recurrente que encaje en sus expectativas. Si les das una paga al mes, por ejemplo, asegúrate de darles un billete de 20 euros en vez de billetes de 5 euros, para que se lo piensen dos veces antes de gastarlo. De esta forma les ayudarás a desarrollar su conciencia financiera.
¿Que te vas de compras? Pues pídeles que vayan contigo. Llévalos al supermercado o a comprar sus cuadernillos para el verano, para que aprendan la importancia de comparar los precios y la calidad de los productos antes de comprarlos. Pregúntales por qué comprarían una fruta o una verdura y enséñales trucos de ahorro en la lista de la compra para cuando sean mayores.
Adelántate a las situaciones y propón trucos de ahorro a la altura. Los métodos de ahorro tradicional pueden ayudarte, pero si quieres triunfar con los niños compra con la técnica de los botes. Dales un recipiente para guardar el dinero según la meta de ahorro que tengan: una videoconsola nueva, un juguete o incluso un libro que les guste mucho. Después, ayúdales a entender cuándo esta es en el corto plazo, cuándo es en el medio plazo y cuándo es en el largo plazo, para que aprendan a priorizar sus ingresos desde el principio.
Eso sí, prepáralos para tomar decisiones de ahorro sostenible. En el camino hacia una vida ecológica y responsable, está en tu mano darles las lecciones oportunas para que entiendan cuándo es bueno pagar por una camiseta o cuándo es mejor ahorrarlo para los momentos o la época de rebajas. Ve incorporándolo lentamente al mundo para que no tenga problemas cuando crezca.
Finalmente, juega con ellos para demostrarles conceptos de educación financiera. Los juegos de mesa como el Monopoly o el Risk y videojuegos como Los Sims son perfectos para simular distintas situaciones. Ponles en la piel de un propietario de pisos, un terrateniente e incluso un padre de familia con muchos gastos fijos y esporádicos; y corrígelos para que no despilfarren el dinero o para que no tengan dificultades cuando vivan esos roles en el futuro.
Siempre que puedas, aprovecha estos trucos de ahorro con niños para reforzar sus buenos comportamientos o castigar aquello que realmente hacen mal. Puedes prometerles una pequeña cena en familia o un capricho inesperado, en el caso de que hayan hecho bien los deberes del cole, o cuando consigan quedarse dentro de los límites de gasto que les has impuesto para todo el mes.